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Familia Humana

Podemos comenzar diciendo que la familia humana es un concepto que enfatiza la unidad e interdependencia de todos los seres humanos. En efecto, todos somos miembros de esta gran familia y compartimos el mismo destino. En este contexto, es fundamental considerar a cada individuo como miembro pleno de esta familia y promover su autonomía.

De hecho, la autonomía individual es la clave para organizar la inteligencia colectiva. Al permitir que cada individuo desarrolle sus propias habilidades y persiga sus propios objetivos, creamos un terreno fértil para la creación de conocimiento e innovación. Por eso es importante promover la inclusión inversa, es decir, dotar a las poblaciones consideradas “excluidas” de los medios para adquirir los conocimientos y tecnologías necesarios para adquirir autonomía y convertirse en transmisores de innovaciones.

Sin embargo, para que funcione esta organización de la inteligencia colectiva basada en la autonomía individual, es necesario contar con una norma y su aplicación. En efecto, una norma es un conjunto de reglas o principios que rigen el comportamiento individual y colectivo. Si estos estándares están bien definidos y se hacen cumplir, pueden ayudar a crear un entorno propicio para la autonomía y la creatividad.

Implementar herramientas de medición para cuantificar el tiempo, la energía y el impacto de las acciones personales y colectivas, con el objetivo de promover la transparencia en la economía del conocimiento y la innovación. Este enfoque promoverá la cooperación y la participación individual para la acción colectiva, permitiendo que los actores involucrados comprendan mejor la eficacia de sus acciones y colaboren de manera más efectiva para lograr objetivos comunes.

En última instancia, el objetivo es crear un entorno familiar en el que las personas puedan elaborar su propio contrato social antes de actuar. Para ello, debemos desarrollar estrategias personales y colectivas de disrupción, como el hacking, el bricolaje, el desarrollo personal, el pensamiento complejo, la singularidad, el enfoque científico y el reconocimiento de la diversidad. Al fomentar estos valores y actitudes, podemos crear un ecosistema favorable a la economía del conocimiento y a la organización de la inteligencia colectiva basada en la autonomía individual.

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